En Panamá, un canadiense está construyendo casas con botellas plásticas.
Una vez reutilizadas, se convierten en aislamiento ecológico y reducen la huella de carbono de los hogares.
¡Vivir en una casa en la aldea de botellas plásticas significa reutilizar 14.000 botellas de plástico!
Una foto de postal, el archipiélago de Bocas del Toro es hogar de playas, selva exuberante, típicas casas sobre pilotes... y una aldea única – la Aldea de Botellas Plásticas. En 2012, impulsado por Robert Bezeau, un canadiense que vive la provincia de Panamá, se estableció un programa de reciclaje voluntario en la Isla Colón, una de las islas en el archipiélago. Después de 18 meses de recolección, se habían recuperado más de 1 millón botellas de plástico abandonadas en esta idílica isla. El empresario amante de la ecología decidió ayudar a reducir los desechos mediante su reutilización.
14.000 botellas plásticas por casa
Desde 2015, sobre un terreno de 300.000 metros cuadrados cerca de las aguas cristalinas del Mar Caribe, se han levantado 120 casas. Con alrededor de 100 metros cuadrados, están construidas con 14.000 botellas plásticas – el equivalente al consumo de toda la vida de una persona. Ecológico y a la vez económico, este proceso no sólo reduce tiempos de construcción, sino también la cantidad de agua que se utiliza al construir de manera habitual. ¡Todo sin sacrificar la arquitectura local o la comodidad en estas casas!
La Aldea de Botellas Plásticas: una comunidad eco-residencial
Las viejas botellas de plástico se utilizan para fabricar los muros de aislamiento. Colocadas dentro de un fuerte marco de acero que resistirá hasta terremotos, las botellas son luego cubiertas con hormigón. Estos muros bajan la temperatura interior de las casas hasta a 17°C en comparación con la temperatura exterior, y por ello no es necesario utilizar aire acondicionado que utiliza demasiada energía, algo que es muy popular en este clima tropical.
Al final, a la Aldea de Botellas Plásticas le gustaría convertirse en una mini-ciudad eco-residencial con tiendas, jardines comunitarios y lo más importante, un centro de formación. Su fundador Robert Bezeau quiere extender su misión a todo el mundo: convertir desechos en materiales de construcción de alta calidad y reducir así la huella de carbono.