Desalinización energéticamente eficiente: ¿y si los océanos se convirtieran en una fuente inagotable de agua dulce?
Desde los años 80, la energía necesaria para desalinizar el agua de mar ha disminuido en torno a un 80%. Como resultado, las instalaciones consumen menos energía, gracias a los avances tecnológicos que ofrecen una reducción significativa de los costes de producción y una mejora de la huella medioambiental. Teniendo en cuenta que esta solución alternativa representa la única fuente de agua accesible en algunas partes del mundo, los resultados son notables. Una visión general de la desalinización de la mano de Veolia, líder mundial en tecnologías del agua:
La desalinización transforma el agua de mar en un recurso vital y explotable, ofreciendo una respuesta concreta a los problemas de escasez de recursos. Los días de importar agua dulce han pasado a mejor vida, sustituidos por una fuente local e inagotable. Aunque los procesos de desalinización del agua de mar para hacerla potable existen desde hace décadas, sólo en los últimos años los océanos se han convertido en un recurso para la humanidad, gracias a innovaciones que han mejorado considerablemente su consumo energético y su huella medioambiental. ¿La gran triunfadora? La desalinización por ósmosis inversa, que consiste en hacer pasar el agua a alta presión a través de una membrana que retiene hasta el 95% de las partículas de sal y el 99% de las impurezas.
Mirfa 2: a la vanguardia de la eficiencia energética
Acaba de empezar la construcción de esta planta desalinizadora de agua de mar que entrará en funcionamiento en 2025. Mirfa 2 será una de las mayores de los Emiratos Árabes Unidos. En un país en el que la mayor parte del agua potable que se consume procede del mar, esta nueva unidad podrá hacer frente al aumento del consumo y compensar las insuficiencias de las instalaciones actuales, cada vez más antiguas. Con una capacidad de unos 550.000 metros cúbicos, abastecerá de agua potable a unos 210.000 hogares, al tiempo que ofrecerá una mayor eficiencia y una huella medioambiental reducida gracias a la filtración por ósmosis inversa. Esta instalación responde al compromiso del Grupo de desarrollar su capacidad de desalación de forma sostenible.
Es un tema importante", afirma Estelle Brachlianoff, Directora General de Veolia, "porque forma parte de una combinación de soluciones necesarias para hacer frente a la creciente escasez de agua en todo el mundo, y en particular en Oriente Medio. Con Mirfa 2, Veolia sube una vez más el listón de las normas medioambientales y operativas de los procesos de desalación, y contribuye a la transformación ecológica del sector, que ya ha progresado considerablemente con el tiempo [...] Este logro confirma nuestra posición de liderazgo en tecnologías del agua y nuestro compromiso de aprovechar nuestra experiencia y capacidad de innovación para ofrecer soluciones fiables, asequibles y sostenibles en términos de acceso al agua".
13 millones de m3 de agua al día en más de 2.300 centros en todo el mundo
Estas cifras representan la capacidad combinada de tratamiento de Veolia en 108 países de todo el mundo. Entre las principales instalaciones se encuentra Sadara, un importante complejo petroquímico en Jubail, Arabia Saudí, que incluye una nueva planta desalinizadora por ósmosis inversa. En virtud de un contrato de suministro de agua, produce 178.800 m3 de agua industrial al día, principalmente para la refrigeración de los procesos. ¿Otro ejemplo? Fujaïrah, en los Emiratos Árabes Unidos, encargó la construcción de la planta desalinizadora de Qifda para satisfacer las necesidades de agua dulce de la población y contribuir al desarrollo de la región. Es capaz de producir 590.000 m3 de agua desalada en un solo día. ¿Qué tiene de original este proyecto? La combinación por Veolia de dos grandes procesos de desalación: la destilación y el tratamiento por membranas.
Si bien una evaluación sobria es el primer paso para imaginar un futuro sostenible, cuando el único recurso disponible es el agua de mar, la desalinización, con sus equipos de última generación, ofrece enormes perspectivas para combatir el estrés hídrico e imaginar un futuro deseable.